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¿Eres intuitivo o racional?


 En primer lugar hemos de decir que estos dos tipos de perfiles no son en absoluto excluyentes. Todos nosotros somos capaces de utilizar ambas vertientes del pensamiento, de ahí por ejemplo que los expertos nos digan siempre que el mejor modo de llegar a una decisión, es mediante la intuición, pero a menudo, solemos pasarla por el “filtro” de lo racional para matizarla y analizarla un poco más, antes de atrevernos a llegar a una conclusión.

Pero ahora bien, es común que existan diferencias de personalidad, personas que sean más proclives a dejarse llevar por las corazonadas, antes que por un detallado análisis de la información para decidir algo.

Para actuar, para decidir, para elegir. ¿Son quizá las mujeres más intuitivas y los hombres un poco más racionales, tal y como afirman muchos estudios? Valóralo tú mismo mediante las siguientes aclaraciones. Estamos seguros de que hay muchas diferencias interindividuales, y no solo en materia de género.

1. PERSONAS INTUITIVAS
Corazonadas, presentimientos, feelings… existen muchos modos de etiquetar, por así decirlo, esta dimensión. Suele decirse que uno de las principales dificultades de la intuición, es a veces la dificultad que solemos tener para explicar lo que sentimos. Porque los pensamientos nos vienen básicamente en forma de sensaciones y emociones.

Es por ello que a menudo, solemos desconfiar de ellas porque pensamos que es algo “instintivo”, un presentimiento o incluso un simple “pálpito”.

Pero no te equivoques.

Lo que ocurre básicamente es que la información nos llega de un modo muy abstracto, como un cuadro difuso que no acabamos de dilucidar del todo. Tenemos la respuesta a esa decisión, sabemos lo que debemos hacer pero “no sabemos explicar por qué”.

¿Es entonces el pensamiento intuitivo algo “irracional”? En absoluto. Ten en cuenta que un proceso intuitivo, necesita primero de un análisis racional del asunto que nos preocupa. Solemos observar, meditar, obtenemos información, para después, dejarlo incubar a un lado de nuestro cerebro y dedicarnos a otras tareas.
Pero la información sigue ahí, latente. Y cuando la necesitamos, hacemos un juicio de valor y un análisis tan sumamente rápido del que apenas somos conscientes, de ahí esa sensación “de algo abstracto”, de algo que no podemos explicar con palabras.



Tomamos las decisiones en base a un análisis previo muy rápido, es decir, no inventamos cosas ni nos regimos únicamente por las emociones. Los pálpitos tienen fundamento. Pero ojo, hay que tener en cuenta que, al ser tan rápidos, no siempre son seguros. En ocasiones, nuestras corazonadas fallan. Nos precipitamos. Ahí estaría pues la diferencia con aquellas personas más “racionales”.

2. PERSONAS RACIONALES
El pensamiento racional se apoya en la información consciente, en lo que ve, en lo que ha observado, leído, escuchado y experimentado. Suelen ser muy prudentes a la hora de emitir una valoración o una decisión, de ahí que este tipo de pensamiento sea mucho más lento y meticuloso. No le gusta cometer errores y, aunque valore en parte sus propias intuiciones prefiere hacerlas pasar por un control “de calidad”, por así decirlo.

Son en ocasiones personalidades mucho más cautas y prudentes que temen el riesgo y prefieren ir a lo seguro. Buscan opciones y contrastan informaciones, valiéndose también de la experiencia propia. A diferencia de las personas “más intuitivas”, los racionales pueden verbalizar mejor sus ideas y sus pensamientos, porque es como si hubieran oprimido “el pause”, a su flujo de pensamientos para observar con detenimiento dicha diapositiva.

Los intuitivos, por su parte, tienen un cúmulo de escenas, una película entera, puede que incluso tengan mucha más información que los racionales, de ahí que emitan un juicio de valor muy rápido donde ante todo, se queda la impronta de la sensación.

Pero entonces ¿qué tipo de pensamiento es el más correcto y útil? La realidad es que ambos son igual de correctos, pero la intuición es sin duda un camino más rápido para tomar una decisión, y hoy en día, nuestra actualidad, requiere este tipo de respuestas.

Es muy difícil que podamos obtener todos los datos necesarios de algo para dar una respuesta exquisitamente “razonal”, debemos actuar con lo poco que tenemos. Esa es la laguna del pensamiento racional. Cuando éste último ya no puede ir más allá, es cuando necesitamos confiar en nuestras intuiciones. Puede que nos equivoquemos, pero en realidad, “intuir”, es algo que hacemos prácticamente a diario.    

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